La alternativa ecológica e innovación
Vivir en una casa canadiense con armazón de madera
Forma parte de una filosofía de vida diferente y cada vez más apreciada, alejada de la gris realidad del hormigón. Es el deseo de encontrarse con un entorno natural y sano; la búsqueda de los efectos beneficiosos que aportan
casas canadienses (enfermedades reumáticas, alergias o de estrés).
La casa canadiense protege contra las influencias electromagnéticas de nuestro entorno, absorbe los ruidos y
resiste excepcionalmente los terremotos; disfrutando de todas las comodidades de la vivienda habitual.
La
madera es el material constructivo más natural y saludable
Madera una vez tratada requiere mucha menos energía que otros materiales y ayuda a preservar la naturaleza, procede de programas de replantación y limpieza selectiva de los bosques.
Generalmente pino y abeto, la mayoría de los árboles tienen más de cincuenta años, son secados al aire libre y posteriormente, en fábrica, reciben el secado final y los tratamientos con productos adecuados no tóxicos cumpliendo las más estrictas normativas europeas.
Las condiciones constructivas de la casa la convierten en un hogar fresco en verano y cálido en invierno; con un importante ahorro de energía, en cuanto a calefacción o aire acondicionado.
Las casas bioclimaticas.
La construcción y
utilización de edificios generan la mitad de las emisiones de dióxido de carbono
que se lanzan a la atmósfera, además, los inmuebles consumen el 60% de lo
materiales extraídos de la tierra. La vivienda denominada bioclimática es la
respuesta a estos impactos y consiste en el uso de materiales no dañinos para el
entorno. Es fundamental, por ejemplo, la orientación norte - sur, la
distribución de los espacios, el aprovechamiento de la radiación solar y
aislamiento de cubiertas.
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